Subió y para su fortuna no iba lleno.
Ocupó un lugar y quedó frente a dos enfermeras, cuyos rostros prietos contrastaban con el albo uniforme.
Junto a ellas, en un extremo iba un albañil, del otro lado, un tipo que tenía toda la finta de un velador y en el último asiento un joven con la típica vestimenta de cholo que lo miraba fijamente y con el ceño fruncido.
El funcionario desvió la mirada, pero aún así sentía la dureza de aquel par de ojos. Dejando en segundo término el lacerante dolor de cabeza, se levantó y le preguntó al joven que qué se traía, que por qué lo miraba de esa manera y el imberbe, controlando su furia, le dijo: “Soy el carnal de la morrita que tú violaste, Ése”
El hombre se sorprendió y quiso calmar la situación insistiéndole que tal vez lo estaba confundiendo con otra persona.
“No, tú eres. Eso pasó durante un sueño”
El funcionario respiró aliviado y simplemente añadió: “!Ah!, un sueño...Los sueños, sueños son...es como si no hubiera pasado nada”
“Pero pasó -insistió el cholo- Vamos a ver que te parece esto”.
Y le encajó la navaja.
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