14 de marzo de 2010

Camelia La Texana / presentan versión en ópera del mito

Organización Editorial Mexicana
12 de marzo de 2010
AFP

Ciudad de México.- Una ópera basada en el mito de "Camelia La Texana", la amante de un narcotraficante al que mata de siete tiros, se estrenó agitando el debate sobre si los 'narcocorridos', constituyen una apología del delito.

"Si los argumentos de las óperas de finales del siglo XIX y principios del XX eran temas de nota roja, crimen y escándalo ¿por qué no hacer una basada en una tragedia en México que apareciera por ejemplo en una revista amarillista?", dijo la compositora Gabriela Ortiz.La obra fruto de 10 años de trabajo inauguró la noche del jueves la edición 26 del festival cultural de la Ciudad de México. Sopranos y tenores entonaron en repetidas ocasiones y diversos tonos la palabra "narcotráfico", junto a una orquesta sinfónica acompañada por acordeones, tambores y guitarras eléctricas. Al mismo tiempo una pantalla proyectaba imágenes de Ciudad Juárez.

La compositora y su hermano, el artista visual Rubén Ortiz, decidieron acudir a los archivos de una revista de línea roja ya extinta para encontrar una tragedia mexicana susceptible de dar un buen argumento para una ópera.Y la encontraron en un artículo sobre 'Camelia La Texana', un mito que ya había dado origen al narcocorrido "Contrabando y traición" que el grupo Los Tigres del Norte popularizó desde los años 70. El mismo mito, que se ha mantenido vigente por 30 años, incluso dio pie a la novela "La Reina del Sur" del español Arturo Pérez Reverte.

La intención original, señala Ortiz, era "mostrar cómo se construyen y se mantienen vigentes los mitos a través de los medios de comunicación". La ópera se divide en seis escenas. En una de ellas, un actor que interpreta al cantante principal de Los Tigres del Norte explica que el narcocorrido sigue teniendo vigencia porque habla sobre cosas que "han pasado y siguen pasando" y en el caso de Camelia, también porque habla de "una mujer valiente".

Al margen del mito, la obra constituye un abrazo de la música académica al vapuleado género del narcocorrido en momentos en que incluso algunos legisladores han propuesto penalizar a sus compositores por considerarlos cómplices de los delincuentes.

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