12 de octubre de 2009
Oscar Viramontes
Eran tiempos donde se estaban gestando revueltas ideológicas en todo el país, específicamente en 1964 año que representaba la víspera de cambio de poderes a nivel federal como el relevo del Ejecutivo que en ese momento había sido ungido por el Partido Revolucionario Institucional, el licenciado Gustavo Díaz Ordaz, quien visitaría el estado de Chihuahua para hacer campaña. Bueno, nada tendría de particular que viniera un candidato de cualquier partido a hacer proselitismo, lo interesante aquí es que el mismo Díaz ya estaba avisado de cómo estaba de revuelto el estado de Chihuahua, pero con todo y eso, decidió atender a este terruño norteño para recabar más simpatías.
Se anunciaba el 5 de abril de 1964 que el candidato Gustavo Díaz Ordaz llegaría al estado de Chihuahua a eso de las 10:30 de la mañana a Ciudad Juárez y donde amplios sectores de la sociedad habrían de recibirlo, aquellas agrupadas en el Partido Revolucionario Institucional y otras afines a él. Antes de la llegada a la capital del estado el candidato del PRI habría de recorrer primeramente Ciudad Juárez donde tendría su primer mitin a eso de las 11:00 am en la Plaza de la Constitución; posteriormente se trasladaría a Nuevo Casas Grandes donde no pasaría absolutamente nada, sólo que las multitudes fueron convocadas para darle la bienvenida con un lonche y una gaseosa en mano, con playera de unidad y una cachucha de cartón, para eso de que si el sol estaba muy fuerte.
El programa seguiría hacia la ciudad de Chihuahua, después a Delicias, Camargo e Hidalgo del Parral. Al término de las actividades políticas en esos lugares, se regresaría de nueva cuenta a la capital para continuar hacia los estados de Sonora y Sinaloa, deteniéndose primero en Cuauhtémoc y otros lugares de la Sierra Tarahumara. Sin embargo nuestra crónica estará centrada en la llegada a la ciudad capital donde realizaría una intensa jornada de trabajo. Sí, los desplegados de los periódicos anunciaban los acontecimientos suscitados en todas las actividades del candidato apreciándose los mensajes políticos: "Con la gira del candidato se han vuelto a renovar las ideas y la unidad de los sectores y del partido ya que se han fortalecido... Obreros, campesinos han venido a expresarle la necesidad que en el campo, en la fábrica y en la calle, existan condiciones de empleo, buen salario y justicia social, inspirados por el movimiento de 1910". Sí todas esas palabras que se utilizan en el "argot" de la política para convencer y ganar votos que aunque cuando se gane, los políticos se olviden de sus promesas y frases de "aliento".
Sí, las promesas estaban en el discurso y el candidato tendía su primer encuentro con los capitalinos en un templete frente a Catedral y en las puertas de la Presidencia Municipal, donde se esperaba la congregación de miles de personas. Era el día 6 de abril y el avión del candidato llegaría a las 10:30 am al aeropuerto de Chihuahua y de ahí, se trasladaría a la Plaza de Armas para su gran mitin. En el recorrido muchas personas se concentraron a lo largo del camino para saludarlo y brindarle su adhesión.
Estaba el sol bastante pesado pero el ánimo del que aspiraba a la grande no desfallecía en lo absoluto; todo era sonrisas y mucha alegría. Ya cuando el reloj se acercaba a las 11:15 am la multitud recibía en la Plaza de Armas de Chihuahua a su candidato el licenciado Gustavo Díaz Ordaz; era toda una fiesta y ya arriba del templete saludó a los chihuahuenses: "Queridos compatriotas, somos depositarios del legado espiritual y político de Hidalgo... sepamos responder a su memoria con una patria engrandecida por nuestros esfuerzos y sacrificios... Fieles al mandato unifiquemos todas nuestras voluntades en una sola inspiración ¡México!" de esta manera empezaba su discurso y mitin el candidato del PRI a la Presidencia de la República. Continuó diciendo: "Chihuahua en paz, resuelve los problemas incrementando la riqueza y dando mayores oportunidades de empleo para sus habitantes, para esto necesita energía y decisión a sus antepasados; al estéril desierto hay que convertirlo en fuente de alimento para la ganadería y en cada porción de tierra de este gran estado, llenarlo de oportunidades y trabajo". Toda la gente estaba gritando consignas de adhesión y unidad: "¡Viva Díaz Ordaz, viva!
Y terminado el evento se observaba a lo lejos que un grupo de personas empezaba a gritar fuertes pronunciamientos en contra del candidato, se les había identificado según la autoridad como un grupo de "mozalbetes" azuzados por elementos comunistas de la Federación Electoral del Pueblo y de la Unión General de Obreros y Campesinos Mexicanos; era la advertencia de peligro para el licenciado Ordaz hasta antes de la llegada a Chihuahua, sin embargo el priísta no se inmutó y continuaría con su gira por esta ciudad.
Al término del mitin un grupo de estudiantes abordó a Díaz Ordaz exigiéndole que los atendiera, sin embargo el candidato les pidió que fueran a verlo al hotel Fermont. Pero ante la negativa de atenderlos al momento, se inició una especie como señal en cadena y todo el panorama cambiaría en ese momento. Unos muchachos se subieron al templete, era un conocido activista de nombre Cecilio Polanco y José Mariñelarena quienes empezaron a hablar exigiendo que Díaz Ordaz regresara hablar con ellos y pedir la libertad de algunos de sus compañeros que estaban en cárceles por haber exigido reparto de tierras para los campesinos chihuahuenses: "Los problemas de ustedes compañeros campesinos, son también nuestros problemas..." Algunos de los compañeros que estaban abajo pedían a Mariñelarena: "¿Habla en los micrófonos?" pero ya el equipo de seguridad del candidato había cortado los cables.
Este joven de 21 años trató varias veces de querer hablar con la gente que todavía estaba reunida en la plaza; era un muchacho que vestía modestamente con ese espíritu de los verdaderos militantes de izquierda. En ese momento al no tener éxito para poder exponer sus peticiones abiertamente, un policía judicial subió al templete para detenerlo pero la juventud de Mariñelarena fue superior al regordete policía que no pudo cumplir su cometido al saltar casi dos metros de altura del mismo entablado. A partir de esta negativa de atenderlos de inmediato empezaron a escucharse algunos gritos e insultos hacia la gente del candidato y así empezaría el desorden que en unos cuantos minutos se volvería caótico y lo peor que pudo haber pasado es que las piedras y palos empezarían a llover por los cielos de Chihuahua, generando una terrible confusión dando en unos cuantos segundos como saldo algunas personas heridas. Muchos de los asistentes al mitin tuvieron que dejar tirado la torta y el refresco para salir corriendo como alma que lleva el diablo ante una turba que estaba decidida a generar la violencia.
Con toda esta calamidad Díaz Ordaz fue escoltado a un lugar desconocido para evitar que los simpatizantes de izquierda que se habían infiltrado entre la gente siguieran atacándolo. Después se supo que fue llevado al hotel Fermont (hoy la torre legislativa) para resguardarlo y donde además se alojaba. La multitud corría a todos lados, era una gritería por los cuatro puntos cardinales; la policía estaba desconcertada ante un hecho que ponía en mal al estado de Chihuahua. Ya era un campo de batalla y toda clase de proyectiles y algunas sillas llegaron a caer sobre los pobres reporteros que estaban cubriendo la fuente. Mariñelarena quiso hablar de nueva cuenta desde una silla para incitar a los ahí reunidos pero varios agentes llegaron como moscas para detenerlo pero en ese momento arribaron los judiciales a revolver aún más el turbio escenario, originando incluso que mucha gente que no tenía que ver nada con los agresivos manifestantes fueran lastimados por los "guardianes" de la ley.
La batalla se generalizó, los palos que habían servido para portar carteles se convirtieron en proyectiles. Un ayudante del licenciado Díaz Ordaz trató de intervenir con Mariñelarena para que se tranquilizara y tratarle de gestionar una entrevista. Ante toda la revuelta un grupo de activistas se dirigió al templete donde minutos antes el candidato había llevado su discurso político. Algunos muchachos llevaban en sus mochilas botellas con gasolina y fósforos para tratar de llamar la atención: "Apúrale güey que la policía nos está pisando los talones, saca la gas y vamos a prenderle a esta chin... templete para que arda" En eso se rociaron las tablas y un grupo de policías al percatarse de que unos jóvenes estaba prendiendo fuego al templete salieron corriendo detrás de ellos. Las llamas se empezaron a extender por el lado de la calle Victoria y en unos cuantos minutos las lengüetas de fuego se observaban desde lejos; el espeso humo era una señal más que evidente que todo el estrado donde minutos atrás había estado el candidato de PRI a la Presidencia de la República se encontraba en llamas; algunos corrieron agarrando agua de las fuentes de la plaza con baldes sin lograr detener la furia del incendio. Los empleados de la Presidencia al verse acorralados por el humo y el calor debido a que las puertas estaban recibiendo la intensidad de la lluvia de fuego se quedaron a la espera que llegaran los bomberos. Sin embargo otros se pusieron nerviosos y corrieron hacia la azotea del edificio; era una gritería dentro de las oficinas de la Presidencia; algunas mujeres entraron en crisis nerviosa y otras se desmayaron. Los cuerpos de rescate fueron llamados y de inmediato salieron de sus bases para dar auxilio ante el caos aún y cuando la policía ya tenía buen rato tratando de controlar la situación: "¡Cálmense, cálmense, que ya vienen los bomberos y las ambulancias a rescatarnos, no se desesperen!", eran los gritos de valientes empleados que motivaban a sus compañeros a que no sucumbieran ante la terrible situación.
A lo lejos y muy cerca del mero Centro de la ciudad el griterío de las sirenas se escuchaban en coro; el miedo se apoderó de todos los alrededores y mucha gente que andaba en la Libertad prefirió esconderse en las tiendas pues otras personas de los activistas que habían empezado el zafarrancho también habían salido en estampida pues la policía se dio a la tarea de capturarlos. Niños llorando, hombres y mujeres envueltos de pánico se habían olvidado de aquel acto político de unidad y convivencia que había organizado el PRI para su candidato a la Presidencia de la República Gustavo Díaz Ordaz. Todos estos acontecimientos empezaron a presentarse cuando el reloj de Catedral anunciaba las 12:00 horas y toda la gente que había estado reunida con el candidato en el entarimado se había retirado en estampida quedando tan sólo reporteros de los medios de comunicación que estaban al tanto de los hechos. Los sucesos se sucedieron a lo largo de 40 minutos.
En la próxima entrega, los ánimos se caldean ante la solicitud de los manifestantes de pedir audiencia con el candidato Díaz Ordaz y exigirle una solución por los activistas políticos detenidos en cárceles del estado de Chihuahua y cuyo único pecado era la exigencia de tierras para campesinos.
Un incidente que hizo Temblar a Chihuahua, forma parte de los archivos perdidos de las Crónicas Urbanas.
Fuentes:
El Heraldo de Chihuahua, 1964.
Hemeroteca del Heraldo de Chihuahua.
Norte de Chihuahua.
Hemeroteca Miguel de Cervantes S.
1 comentario:
Es realmente impactante poder encontrar en el camino, a luchadores sociales que trabajan con ahínco por sus convicciones, con vocación y verdadero interés por ayudar a los demás, especialmente a los más desprotegidos, como José Mariñelarena lo hizo siempre.
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