El presidente del Comité Organizador de Pekín 2008 (BOCOG), Liu Qi, ha vuelto a insistir en la necesidad de acabar con la mendicidad y los vendedores ambulantes antes de los Juegos Olímpicos de verano, aunque ha señalado que ha de hacerse de forma civilizada.La obsesión por "limpiar" la ciudad antes de la cita olímpica no es nueva.
"El problema de los vagabundos, mendigos y vendedores ambulantes debe ser resuelto antes de los Juegos", dijo Li, también presidente del Partido Comunista de Pekín, citado hoy por el diario Beijing News.
Los policías, "cuando apliquen la ley, deben ser civilizados, deben explicar sus acciones y ser razonables. No deben crear problemas sociales", señaló.
Obsesión por "limpiar" la ciudad
La obsesión por "limpiar" la ciudad antes de la cita olímpica no es nueva; de hecho Pekín inició una campaña a principios de mes para que los numerosos vendedores de recuerdos como postales, banderas chinas e incluso alguna mercadotecnia olímpica falsa, fuesen expulsados de la céntrica plaza de Tiananmen.
A finales del pasado mes de agosto, por ejemplo, las grúas empezaron a derribar el barrio pequinés, en la antigua pero remozada Estación Sur de tren, donde se concentraba la mayoría de los 10.000 peticionarios que habían llegado desde toda China para exigir justicia y que sobrevivían mendigando.
En ocasiones, los encargados de multar y requisar la mercancía de estos vendedores ambulantes son unos funcionarios públicos, no policías, que a menudo abusan de poder, por lo que se acumularon las denuncian obligando a Pekín a tomar medidas.
"El problema de los vagabundos, mendigos y vendedores ambulantes debe ser resuelto antes de los Juegos", dijo Li, también presidente del Partido Comunista de Pekín, citado hoy por el diario Beijing News.
Los policías, "cuando apliquen la ley, deben ser civilizados, deben explicar sus acciones y ser razonables. No deben crear problemas sociales", señaló.
Obsesión por "limpiar" la ciudad
La obsesión por "limpiar" la ciudad antes de la cita olímpica no es nueva; de hecho Pekín inició una campaña a principios de mes para que los numerosos vendedores de recuerdos como postales, banderas chinas e incluso alguna mercadotecnia olímpica falsa, fuesen expulsados de la céntrica plaza de Tiananmen.
A finales del pasado mes de agosto, por ejemplo, las grúas empezaron a derribar el barrio pequinés, en la antigua pero remozada Estación Sur de tren, donde se concentraba la mayoría de los 10.000 peticionarios que habían llegado desde toda China para exigir justicia y que sobrevivían mendigando.
En ocasiones, los encargados de multar y requisar la mercancía de estos vendedores ambulantes son unos funcionarios públicos, no policías, que a menudo abusan de poder, por lo que se acumularon las denuncian obligando a Pekín a tomar medidas.
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