El lote fue encontrado en cajas de cartón, mismas que fueron enviadas en septiembre del año pasado a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) para su intervención, destacó el especialista Arturo Montero.
El trabajo diario que realizaban los titiriteros por toda la República se observa en el estado de deterioro que presentaban los muñecos, que eran medio arreglados cuando se descomponían para llevarlos a escena, destacó Montero.
En el caso de los soldados (40), la intervención ha requerido bastante tiempo porque varios están incompletos y se han tenido que fabricar los faltantes con una pasta epóxica, mientras que los miembros inferiores y superiores se han hecho con tela rellena de algodón.
Además de soldados también se encuentran charros, monaguillos, marineros, calaveras, toreros, diablos, caballos y borregos, los cuales serán intervenidos este 2008, como parte de la segunda etapa programada por Montero y su grupo de especialistas, quien en 1983 ya había restaurado un pequeño lote de la misma compañía.
La colección no sólo debe ser restaurada sino también preocuparse por su puesta en acción. Un títere colocado en una vitrina deja de ser eso porque está construido para estar en movimiento, de lo contrario se vuelve una estructura común y corriente.
La compañía Rosete Aranda, fundada en 1835 por iniciativa de los hermanos Leandro y Tomás, recorrió toda la República Mexicana con sus espectáculos teatralizados. En pocos años obtuvo el reconocimiento público hasta 1910 cuando dejó de operar.
En 1930, el titiritero Carlos Espinal compró los derechos y dio continuidad a la compañía hasta 1950 con las últimas funciones para televisión.
El elenco de títeres llegó a sumar más de cinco mil muñecos, mismos que comenzaron a venderse por todos lados hasta sus últimas funciones.
Para la década de 1980, el INBAL localizó un lote de 800 muñecos que eran vendidos en los tianguis.
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