El neocelandés alto y delgado dedicó buena parte de su vida a ayudar a los pueblos montañeses de Nepal, prefería que lo llamaran ``Ed`` y se consideraba un apicultor común y corriente.
``Sir Ed se describía como un neocelandés cualquiera, de capacidad modesta. En realidad fue un coloso. Fue una figura heroica que no sólo `conquistó` el Everest sino que llevó una vida de decisión, humildad y generosidad``, dijo Clark en un comunicado.
``El legendario escalador, aventurero y filántropo es el neocelandés más conocido de todos los tiempos``, añadió.
La característica de su vida fueron las grandes hazañas, las aventuras, los descubrimientos y la humildad personal. Sólo reconoció que fue el primero en llegar a la cima del Everest mucho después de la muerte de su camarada en esa hazaña, el nepalés Norgay.
Se sentía orgulloso de sus hazañas. Al regresar al campamento de base luego de ser el primer hombre en alcanzar el pico más alto del mundo, declaró: ``Conquistamos al desgraciado``.
La hazaña como parte de una expedición británica dio lustre a la coronación de la reina Isabel II, cuatro días después, y uno de los primeros actos de la monarca fue declararlo caballero.
Pero más le enorgullecía su campaña de décadas para crear escuelas y clínicas en Nepal, la patria de Tenzing Norgay, el guía con quien alcanzó la cima del Everest el 29 de mayo de 1953.
Norgay murió en 1986.
Sobre los últimos pasos de ambos a la cima del mundo, Hillary escribió: ``Un par de pasos exhaustos más, y sobre nuestras cabezas sólo estaba el cielo. No había falsas cornisas ni pináculos finales. Estábamos de pie sobre la cima. Había espacio suficiente para unas seis personas. Habíamos conquistado el Everest``.
Hillary jamás olvidó el pequeño país montañoso que le dio fama. Lo visitó innumerables veces en los 54 años siguientes.
Durante una visita a Nepal, su primera esposa, Louise, de 43 años, y su hija Belinda, de 16, murieron al caer la avioneta en que viajaban, el 31 de marzo de 1975.
Hillary se casó en 1990 con June Mulgrew, viuda de su colega y amigo Peter Mulgrew, muerto en un accidente de avión sobre la Antártida. Le sobreviven su esposa y sus hijos Peter y Sarah.
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