Una invitada sorpresa de último minuto, la actriz norteamericana Teri Hatcher, de la célebre serie 'Mujeres deseperadas', sin trabajo debido a la huelga de los guionistas, contribuyó al glamour hollywoodense de este punto fuerte de la temporada de los bailes.
Pero el invitado de honor fue sin lugar a dudas el fútbol, cuatro meses antes del lanzamiento de la Eurocopa 2008 en Austria y Suiza. Además de los decorados fabricados a partir de 35.000 rosas en forma de pelotas, la más célebre pista de danza fue transformada en terreno de fútbol para esta ocasión de 'fútbol-ballet'.
El jueves por la noche, 22 alumnos y titulares del ballet de la Ópera con camiseta deportiva, algunas de ellas adornadas con diamantes falsos, un árbitro e incluso una bailarina estrella disfrazada de pelota imitaron artísticamente un partido con fondo de música contemporánea.
La copa de plata maciza, que será entregada al vencedor de la Eurocopa 2008 el 29 de junio en Viena, también formaba parte del decorado y sirvió de tela de fondo para las entrevistas a las personalidades durante la transmisión en directo del baile por la televisión austríaca.
No obstante, la tradición fue respetada: el baile fue abierto con los valses de unas 150 parejas de debutantes, con coronas y vestidos largos. Fueron seguidos por las canciones italianas del célebre tenor español José Carreras.
Entre los representantes de la esfera política se encontraban el presidente austríaco, Heinz Fischer, y su esposa, el canciller Alfred Gusenbauer y su compañera, y casi todo el gobierno, ocupando los palcos de honor. Sólo el canciller socialdemócrata se negó a exhibir medallas. "Es mi aspecto republicano", dijo a la televisión.
Los dirigentes austríacos habían invitado a varios de sus homólogos extranjeros, entre los cuales se encontraba el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, quien evitó las cámaras, y el ministro de Relaciones Exteriores esloveno, Dimitrij Rupel, cuyo país preside este semestre la Unión Europea (UE).
Bianca Jagger, militante de los derechos humanos y ex esposa del cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger, tuvo que conceder numerosas entrevistas antes de poder bailar un vals.
Debido a la inflación, el precio de la entrada al Baile de la Ópera aumentó un 7%, a 230 euros. Un palco costaba 17.000 euros y una copa de champán 30 euros.
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