Afirman España e Italia que esa alimentación es un modelo saludable y de calidad; consideran que se trata de también de un legado cultural que debe preservarse
12-03-2008
Los ministros de Agricultura de los dos países, Elena Espinosa y Paolo Dicastro, inauguraron en Barcelona el VII Congreso Internacional sobre la Dieta Mediterránea, que se celebra en el marco de la feria Alimentaria 2008.
La ministra señaló que la dieta mediterránea, que se caracteriza por el consumo de frutas, verduras, hortalizas, legumbres, aceite de oliva como grasa esencial, pescado y consumo moderado de carnes y lácteos, supone hablar de un modelo de alimentación y de un estilo de vida saludable, así como de un legado cultural.
Dicastro resaltó que la defensa de los productos mediterráneos es estratégica y prioritaria en la política agroalimentaria de Italia y de los demás países del área mediterránea, al representar casi un 40 por ciento de la producción agrícola europea con un valor superior a los 118 millones de euros (180,5 millones de dólares).
El ministro apuntó que a pesar de los cambios en los hábitos alimentarios que ha generado la globalización, la Dieta Mediterránea sigue siendo un punto de referencia incuestionable, porque tiene un papel preventivo y permite garantizar un desarrollo sostenible para todos los países.
Según el ministro, la defensa de los productos mediterráneos de las diferentes regiones productoras supone también una salvaguarda para los consumidores. Paolo Dicastro recordó que este proyecto pionero surgió en 2007 por iniciativa de España, en colaboración con la Fundación Dieta Mediterránea, y que en él participan también otros Ministerios como el de Cultura y Asuntos Exteriores, y las diferentes regiones.
Aunque España tomó la iniciativa, el proyecto cuenta con el apoyo de Italia, Grecia y Marruecos, pero está abierto a la participación de todos los países del arco mediterráneo.
Espinosa apuntó que existe cierto abandono de la dieta mediterránea debido a los cambios sociológicos, lo que ocasiona algún problema de salud y una desviación de hábitos saludables en algunos grupos de población.
La ministra cree, por tanto, que la divulgación de los beneficios de estos productos se convierte en "un elemento fundamental para acercarlos de nuevo a nuestra dieta tradicional".
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