Y precisamente un detalle de su vida cotidiana, como son sus gestiones para hacerse con esa prenda, que llegó a ser su favorita, ha sido determinante para resolver el enigma e identificar uno de los mejores retratos pintados en vida del artista.
La obra, un pequeño lienzo al óleo de 47 por 35 centímetros que muestra al músico de perfil con una peluca, se atribuye al pintor de la corte de Viena Joseph Hickel, quien lo ejecutó en 1783 como regalo por la composición que Mozart (1756-1791) hiciera para su familia: la serenata para instrumentos de viento K375.
El profesor británico Cliff Eisen, experto en la figura del austriaco, ha identificado a Mozart como la persona que aparece en el retrato después de una investigación de un año durante el que buceó por cartas escritas por el propio músico y por familiares y amigos.
Desde siempre ha existido la creencia de que Mozart era el modelo del cuadro, debido a que los descendientes de la familia de Johann Lorenz Hagenauer, un gran amigo del padre del artista, y propietarios durante años del retrato, han transmitido esa tesis de generación en generación.
En declaraciones a Efe, el académico indicó que este retrato, perteneciente a una colección privada de California (EU), "puede ser el más importante descubierto desde la muerte del músico en 1791", ya que es uno de los cuatro conocidos y realizados durante su plenitud artística en Viena.
Se trata, probablemente, del más importante de esta etapa, ya que los otros tres son un grabado a punta de plata de 1789, un medallón de cera de 1788 y una retrato inacabado de su cuñado Joseph Lange.
El cuadro, que ha pasado inadvertido durante más de doscientos años, fue comprado en 2005 por un coleccionista estadounidense ignorante de la importancia y significado del óleo, que ahora han hecho que tenga que asegurarlo por varios millones de euros.
Su relevancia radica en que muestra unos rasgos hasta ahora desconocidos del músico y que, según algunos expertos, permitirán que pronto la gente asocie el nombre de Mozart con esta imagen.
Eisen aseguró que el descubrimiento le ha producido mucha satisfacción, no sólo personalmente, sino porque académicamente es fascinante para acercarse a la vida del gran compositor.
"Estoy en una nube", confesó el experto.
La chaqueta roja que luce en la pintura ha sido esencial para la identificación.
En una carta de 1782, el compositor pedía a su mecenas, la baronesa Martha Elisabeth von Waldstätten, que le dijera dónde podría conseguir y cuánto costaba la "bella levita roja" con botones de nácar y piedras con la que aparecería después en el cuadro.
Lo que no está tan claro es cómo y cuándo se trasladó el cuadro de Viena a Salzburgo y cómo cayó en manos de la familia Hagenauer.
Para la primera incógnita, hay, sin embargo, dos teorías: una es que el padre del artista lo llevara consigo tras visitar a su hijo en la capital austriaca y la segunda es que fuera el propio Mozart el responsable, ya que en una carta dirigida a su progenitor le anuncia que le enviaría dos "buenos" retratos.
En otra misiva, su hermana, Nannerl Mozart, describía una pintura, también de perfil, pero realizada con pasteles en vez de con óleo, lo que hace pensar a Eisen que pudieron existir dos versiones del mismo cuadro, ejecutadas con distintas técnicas.
El próximo sábado 15, el profesor dará una conferencia en Londres sobre sus descubrimientos y sobre la figura del genial compositor del siglo XVIII, que acompañará con una exposición del cuadro, prestado para la ocasión, y de otros objetos que pertenecieron al artista.
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