Una colección de 44 esculturas que el artista catalán Salvador Dalí modeló junto a la piscina de su casa en Port Lligat (noreste de España) se quedó hoy sin comprador al no alcanzarse el precio mínimo de reserva en una subasta en la casa Bonhams.El lote ofrecido, que tenía un precio estimado de entre 750 mil y 1 millón de libras (entre 1.1 millones y 1.5 millones dólares), era la primera de cuatro ediciones de las esculturas que este genio del surrealismo hizo con su amigo Isidre Clot, quien se encargó de la fundición en bronce de los moldes elaborados con cera.
Al igual que la colección daliniana, tampoco se adjudicaron otras dos piezas clave de la puja: Al Solco (1902), un paisaje rural del divisionista italiano Gino Severini (1883-1966) con un precio estimado de hasta 1 millón de libras (1.5 millones de dólares), y un paisaje de Renoir (1841-1919) titulado Paysage à Cagnes, que estaba valorado en medio millón de libras (753 mil 728 dólares).
En cambio, sí se vendió, por encima del precio máximo estimado, el cuadro de Picasso titulado Carnaval en 264 mil libras (397 mil 935 dólares).
La casa Bonhams del Reino Unido, que dudó de que la escasez de ventas se debiera a la crisis económica, había presentado la colección de Dalí como uno de los platos fuertes de su subasta de arte impresionista y moderno.
Las 44 esculturas que se conocen como la colección Clot -el primer propietario de esta primera tirada fue Isidre Clot- incluye obras de diferentes tamaños y temáticas: como la religión (Cristo de San Juan de la Cruz), España (Alma del Quijote) o su musa Gala (Gala asomada a la ventana).
La pieza más destacada es el autorretrato Tripas y cabeza, un revoltijo de intestinos con la cara y la firma de Dalí en el medio.
Entre 1971 y 1981, Salvador Dalí (1904-1989) se dedicó a modelar estas esculturas junto a la piscina de su casa -ahora museo- de la provincia de Girona (noreste de España), en compañía de Gala y a menudo de Clot.
Tras trabajar por la mañana en su estudio, salía fuera cuando el sol estaba bien alto, ya que esto ayudaba a ablandar la cera, que debía modelar con rapidez antes de que se endureciera.
Estas esculturas figurativas exhiben la destreza de Dalí en materia de modelaje, ya que en aquella época sufría Parkinson.

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