
El Heraldo de Chihuahua
12 de junio de 2009
Aunque no nació en Chihuahua el pintor Alberto Carlos le legó una gran herencia cultural y artística, dejando su impronta en varios edifi cios de la ciudad, para admiración de propios y extraños que reconocen en el creador zacatecano a un hijo adoptivo, a un chihuahuense de gran valía. Alberto Carlos Díaz nació en Fresnillo el 6 de abril de 1925, pero llegó a Chihuahua a los 14 años, donde concluyó su educación primaria en la famosa Escuela Centenario de la colonia Santo Niño, para cuatro años más tarde trasladarse a la Ciudad de México y comenzar sus estudios de Artes Plásticas en la Escuela de San Carlos, donde recibe cátedra de los más destacados maestros de la época. Al concluir decide regresar a Chihuahua para desarrollar aquí su profesión y talento. En la década de los cincuenta, una vez instalado en esta capital y con la inquietud por ofrecer a los jóvenes un lugar donde cultivar el arte de la pintura, junto con el pintor hidalguense Aarón Piña Mora, también radicado en ese entonces en Chihuahua, funda y dirige la Escuela Libre de Artes Plásticas, desde donde ofrece un gran número de exposiciones en la década siguiente, logrando cautivar al público de todas las edades y de todas las regiones, tal como ocurrió con el cuadro "Ellos Sabían por qué", un homenaje a los guerrilleros caídos en Madera, a cuya muestra acudieron varios contingentes de obreros y campesinos deseosos de admirarlo y tal vez encontrarse retratados.
En 1968 y durante los 8 años siguientes, asume la dirección del Instituto de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua, y al terminar su gestión retoma su labor docente e imparte la cátedra de tercer año de pintura en el mismo instituto, e Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras hasta 1986, así como diversas clases en la Escuela Técnica Industrial y Comercial # 100 y en el Instituto Tecnológico de Chihuahua, al que le dejó incluso el símbolo que hoy le representa : El escudo y la escultura denominada "El Hombre Nuclear". Aunado a su trabajo como catedrático, Alberto Carlos se dedica a presentar su obra dentro y fuera del estado, llegando para él una época de esplendor y reconocimiento, cuando en los noventa recibe infi nidad de invitaciones a participar en muestras colectivas junto a jóvenes creadores y artistas consagrados, mientras que su obra mural se incrementa en varios edifi cios públicos y privados, como la Catedral de Chihuahua, la Facultad de Derecho, el Hotel Fiesta Inn y otros más. Fallecido el 16 de noviembre del año 2000 a los 75 años, por su gran legado a la pintura de Chihuahua, Alberto Carlos ha sido motivo de homenaje de diversas instituciones, con muestras de su labor y la presentación del libro "Alberto Carlos. Faro de Luz en la Pintura de Chihuahua", donde se resume la grandeza y el valor inigualable de su obra.
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