El Heraldo de ChihuahuaTambién hay indicios de que don Antonio, rodeado por un ambiente de piedad, magnifi cencia y cultura, fue una especie de mecenas para varios estudiantes, y además, su hermano Francisco fue un literato eximio y obispo en la América del Sur; lo que convirtió a don Antonio en uno de los políticos más instruidos de su tiempo. Sin embargo, lo que habría de poner a Deza y Ulloa encabezando la celebración por el tricentenario de la ciudad de Chihuahua, ocurrió en los primeros días de octubre de 1709, durante una visita a Santa Eulalia, donde convocó una asamblea de diecisiete ciudadanos prominentes para decidir sobre el sitio que ocuparía la nueva ciudad.
Ahí se reunieron todos y discutieron los pros y los contras de la propuesta de quedarse en Santa Eulalia o bien, establecerse en un nuevo asentamiento ubicado donde se juntaban los ríos Chuvíscar y Sacramento; ya en la votación, sólo uno de ellos se abstuvo de hacerlo, generando un empate. Fue precisamente don Antonio quien resolvió la situación, eligiendo la segunda alternativa y nombrando a la nueva ciudad "El Real de Minas de San Francisco de Cuéllar". Posteriormente, el 12 de octubre de 1709, justamente 217 años después de que Cristóbal Colón llegara a América, Deza y Ulloa expidió el decreto que daba origen ya formalmente al Real de Minas de San Francisco de Cuéllar, primer antecedente de lo que hoy es la ciudad de Chihuahua.
Luego de convertirse en el primer gobernador del nuevo asentamiento, don Antonio Deza y Ulloa murió a los 70 años, el 20 de septiembre de 1728, y sus restos fueron inhumados en el templo de San Francisco de Asís, recibiendo de propios y extraños los honores correspondientes y dejando tras de sí la fundación de una nueva ciudad, que próximamente celebrará sus primeros 300 años.

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