El Heraldo de Chihuahua21 de julio de 2009
Si te gustó la caminata por el Paseo Bolívar, saca de nuevo tus tenis, que no se empolven. Ahora vamos al otro lado de la ciudad, por una ancha calle flanqueada de hermosas fincas, por algo la llamaron Las Quintas, hoy avenida Zarco.
La nomenclatura cambió en el año 1893, cuando el síndico Severo Y. Aguirre planteó al Ayuntamiento la iniciativa de ponerle el nombre del periodista duranguense Francisco Zarco al trayecto desde donde se cortaba el arroyo del Santuario hasta donde confluía con el acueducto construido en el siglo XIX. Debes saber que Francisco Zarco fue un escritor, orador, político y periodista, un luchador incansable a favor de la libertad de expresión, célebre por su frase: "No escribas como periodista lo que no puedas sostener como hombre". El Cabildo aprobó la propuesta y mandó poner dos rótulos en los extremos de la avenida Las Quintas, así el pueblo reconoció la denominación oficial que lleva hasta nuestros días.
Volviendo al paseo, podrías comenzar por la plazoleta donde se encuentra el monumento a Joaquín Terrazas, en el punto donde se une la avenida Cuauhtémoc con la calle Matamoros que lleva al Santuario y con la propia Zarco. Aquí es necesario también hablar del héroe de Tres Castillos, para que aparte de hacer ejercicio aprendas un poco de la historia de tu ciudad que está por arribar al tricentenario. El coronel Joaquín Terrazas luchó en numerosas batallas, unas contra los franceses y más contra los bárbaros, y en octubre de 1880 derrotó a las hordas del indio Victorio en aquel sitio apache del municipio de Coyame.
Sigue tu camino y maravíllate con las elegantes construcciones de una o dos plantas. Aquí conviven el pasado y el presente, las más antiguas tienen un trabajo de tallado de cantera exquisito, unas parecen castillos, con sus torres circulares que terminan en pico y tejas rojas. Otras tienen arcos, columnas, nichos, fuentes, figuras. Hay otras más modernas, de estilos menos elaborados, pero todas son grandes. En los tiempos actuales, algunos propietarios han preferido resguardar su seguridad con altas rejas que no dejan ver la belleza de la obra, pero la mayoría pueden ser vistas y admiradas desde afuera, así que disfruta del paseo. Si vas muy temprano en la mañana, o cuando esté por ponerse el sol, podrás escuchar los trinos de los pájaros que se regodean en los árboles de sus amplios jardines.
Algunas de las fincas siguen siendo casas habitación, otras en cambio, se han convertido en oficinas públicas, así encontramos la Casa de la Cultura Jurídica, el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, la Procuraduría Agraria o la Condusef. También hay las que se rentan para recepciones, así que si te vas a casar, cumples quince o es tu aniversario de bodas, pues ya tienes una idea de dónde hacer el reventón, bueno, todo con moderación. Más allá se encuentra el Sanatorio Palmore y siguiendo por la avenida descubrirás el antiguo Acueducto Colonial, cruza la acera, da la vuelta y regresa, termina tu paseo con un merecido descanso en el punto de partida y, si te parece, nos leemos mañana.
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