Organización Editorial Mexicana27 de agosto de 2009
Fernando Ríos / El Sol de México
Ciudad de México.- Asentado sobre vestigios prehispánicos relacionados incluso con restos del Templo Mayor de Tenochtitlán, el Real Colegio de Cristo, de fachada barroca, en la actualidad sede del Museo de la Caricatura, ubicado sobre la calle de Donceles, en el Centro Histórico del Distrito Federal, alberga y divulga las obras de caricaturistas mexicanos que a lo largo de la historia del país han plasmado el devenir histórico a través de la sátira.
Con una exposición permanente dividida en cuatro periodos históricos, el museo, muestra el humor y la crítica que a través de los años y de la caricatura ridiculizan situaciones, rostros o instituciones tanto políticas y sociales como religiosas. Son retratos o dibujos exagerados de los rasgos físicos o faciales, de la vestimenta o modales que caracterizan a un individuo o grupo social.
Actualmente el Museo de la Caricatura resguarda alrededor de mil 500 caricaturas originales, algunas de ellas de1826, divididas en: La caricatura en el México Independiente, 1826-1876; La sátira en el porfiriato, 1876-1911; La caricatura de la Revolución , el caudillismo y el maximato, 1911-1934 y la crítica humorística por sexenios de1934 al 2002. Además, cuenta con varias salas donde se realizan exposiciones temporales con trabajos de autores mexicanos y de diversas partes del mundo.
También se encuentra una librería con libros de caricaturistas famosos para su venta. Los visitantes encontrarán servicio de visitas guiadas, un tianguis de caricatura con ejemplares en tarjetas postales o separadores de libros.
También es de admirar el espacio del Tianguis de Caricaturistas de México, cuyo objetivo es llevar y acercar al público, a la gente, al humorismo gráfico, donde el público interrelaciona con los autores.
La muestra incluye la primera litografía que llega al país en 1826, obra del italiano Claudio Linati la cual queda impresa en el periódico El Iris, como la primera caricatura titulada Tiranía.
Durante el Porfiriato, cubiertos en el anonimato, los caricaturistas utilizan sus dibujos en armas ideológicas y ayudan al movimiento contra la dictadura. Durante esta etapa los redactores y caricaturistas soportaron amenazas y cárcel, sin embargo la caricatura permaneció vigente. De 1885 a 1903, el Hijo del Ahuizote destaca con sus caricaturistas Daniel cabrera "Figaredo", Jesús Martínez Carrión y Álvaro Pruneda.
De 1895 a 1897, José Guadalupe Posadas se une a las críticas con publicaciones en Gil Blas Cómico y El Diablito Rojo de 1906 a 1910 con sus calaveritas como fiel imagen del pueblo.
Al asumir el poder Francisco I. Madero es presa de los caricaturistas como Ernesto "Chango" García Cabral; Atenedoro Pérez y Soto; Santiago R. de la Vega o Clemente Islas Allende.
El Museo de la Caricatura lleva a los visitantes por un recorrido en el tiempo, desde el México Independiente de 1826 a 1876, donde surge la caricatura como un medio para criticar los excesos de políticos, caciques, curas y dictadores, pasando por el Porfiriato de 1876 a 1911.
La etapa histórica de la Revolución, el Caudillismo y el Maximato que vivió el país entre 1911 y 1934 hasta los periodos sexenales de Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortínez, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y el actual Felipe Calderón.

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