Organización Editorial Mexicana
11 de septiembre de 2009
AP
Santa Ana, EU.- La sensualidad y volumen de la obra de Fernando Botero resaltará a partir del sábado en esta ciudad en una exhibición de 100 pinturas, esculturas y dibujos de la colección privada del artista colombiano.
"El mundo barroco de Fernando Botero", una muestra rodante que abarca al menos 10 ciudades de Estados Unidos, es la primera retrospectiva del maestro latinoamericano en Norteamérica desde 1974. El Museo Bowers, ubicado en el condado de Orange, recibe al público con una gran mano de bronce cuyos dedos parecen tocar la copa de un árbol en el jardín de la entrada. La escultura es un buen abreboca a la obra de Botero, reconocido por la generosa redondez de trabajos.
El artista incluso logra mostrar su estilo a través de ropas sueltas en el óleo "Interior", del 2004, en el que muestra unos pantalones, un saco, unos calcetines y una corbata sobre una silla y un crucifijo colgado en la pared. "El engaño de crear volumen descubierto por (el pintor, escultor y arquitecto florentino del siglo XIV) Giotto (di Bondone) desapareció un poco en el siglo XX, se volvió más decorativo y dejó de tener ese elemento intrigante. Yo le volví a dar mucha importancia al volumen-espacio, creándolo de forma personal, exagerada, extravagante, a mi manera", explicó Botero en una entrevista telefónica desde Grecia.
"La sensualidad viene de la generosidad de la forma como se aplica el color y me nació intuitivamente", añadió el colombiano. El gran tamaño de la mayoría de los cuadros incluidos en la exhibición que termina el 6 de diciembre -como "Pera" de 1976, de 2.41 por 1.96 metros- permite una buena apreciación de detalles. "Nuestra Señora de Colombia", de 1992, muestra a una mujer cargando un bebé que parece representar a una virgen con el niño Jesús. Sin embargo, el cuadro de unos dos por dos metros muestra a los personajes con ropas comunes y al niño sosteniendo una banderita colombiana.
La exhibición además incluye obras con temas sociales y políticos, como "Desplazados" del 2004, un dibujo a lápiz que muestra a un hombre pobre y descalzo sentado en el piso con objetos personales y un muñeco a un lado. "Otro crimen", del 2004, también a lápiz, muestra a un hombre matando a una mujer. "Todo arte es bastante local y luego universal. El Impresionismo fue local, Goya fue local, los muralistas mexicanos fueron locales, y Boticelli no puede ser más italiano", manifestó Botero. "A través del lenguaje de la pintura ese arte local se hace comprensible al mundo entero: el dibujo, la composición y el color se aprecian y sienten de la misma manera que se siente la música". A través de sus obras el artista de 77 años ha reflejado en muchas ocasiones la realidad de su país, como la violencia por la larga guerra civil, desgracias naturales, pobreza e inclusive al narcotraficante Pablo Escobar.
"Toda la vida he trabajado temas de Colombia, Latinoamérica ... He mostrado temas negativos de nuestra existencia que no son lo mejor de nuestra historia, folklore, pero tenemos que mostrarlo", explicó el pintor, quien ha vivido la mayor parte de su vida fuera de Colombia. Botero estudió en París en los años 50 y después viajó a México, donde encontró la inspiración de su estilo mientras estudiaba a muralistas como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Tiene una residencia en Mónaco y posee un estudio en Pietrasanta, un pueblo toscano donde pasa parte del año.
La exhibición también incluye obras con temas cristianos, como las representaciones de Cristo; interpretaciones de pinturas de maestros como Diego Velázquez, Piero de la Francesca, y Vincent Van Gogh; y bodegones y naturaleza muerta, como "Bodegón con mandolina", de 1998, en la que hasta el cuchillo tiene formas redondeadas.
11 de septiembre de 2009
AP
Santa Ana, EU.- La sensualidad y volumen de la obra de Fernando Botero resaltará a partir del sábado en esta ciudad en una exhibición de 100 pinturas, esculturas y dibujos de la colección privada del artista colombiano.
"El mundo barroco de Fernando Botero", una muestra rodante que abarca al menos 10 ciudades de Estados Unidos, es la primera retrospectiva del maestro latinoamericano en Norteamérica desde 1974. El Museo Bowers, ubicado en el condado de Orange, recibe al público con una gran mano de bronce cuyos dedos parecen tocar la copa de un árbol en el jardín de la entrada. La escultura es un buen abreboca a la obra de Botero, reconocido por la generosa redondez de trabajos.
El artista incluso logra mostrar su estilo a través de ropas sueltas en el óleo "Interior", del 2004, en el que muestra unos pantalones, un saco, unos calcetines y una corbata sobre una silla y un crucifijo colgado en la pared. "El engaño de crear volumen descubierto por (el pintor, escultor y arquitecto florentino del siglo XIV) Giotto (di Bondone) desapareció un poco en el siglo XX, se volvió más decorativo y dejó de tener ese elemento intrigante. Yo le volví a dar mucha importancia al volumen-espacio, creándolo de forma personal, exagerada, extravagante, a mi manera", explicó Botero en una entrevista telefónica desde Grecia.
"La sensualidad viene de la generosidad de la forma como se aplica el color y me nació intuitivamente", añadió el colombiano. El gran tamaño de la mayoría de los cuadros incluidos en la exhibición que termina el 6 de diciembre -como "Pera" de 1976, de 2.41 por 1.96 metros- permite una buena apreciación de detalles. "Nuestra Señora de Colombia", de 1992, muestra a una mujer cargando un bebé que parece representar a una virgen con el niño Jesús. Sin embargo, el cuadro de unos dos por dos metros muestra a los personajes con ropas comunes y al niño sosteniendo una banderita colombiana.
La exhibición además incluye obras con temas sociales y políticos, como "Desplazados" del 2004, un dibujo a lápiz que muestra a un hombre pobre y descalzo sentado en el piso con objetos personales y un muñeco a un lado. "Otro crimen", del 2004, también a lápiz, muestra a un hombre matando a una mujer. "Todo arte es bastante local y luego universal. El Impresionismo fue local, Goya fue local, los muralistas mexicanos fueron locales, y Boticelli no puede ser más italiano", manifestó Botero. "A través del lenguaje de la pintura ese arte local se hace comprensible al mundo entero: el dibujo, la composición y el color se aprecian y sienten de la misma manera que se siente la música". A través de sus obras el artista de 77 años ha reflejado en muchas ocasiones la realidad de su país, como la violencia por la larga guerra civil, desgracias naturales, pobreza e inclusive al narcotraficante Pablo Escobar.
"Toda la vida he trabajado temas de Colombia, Latinoamérica ... He mostrado temas negativos de nuestra existencia que no son lo mejor de nuestra historia, folklore, pero tenemos que mostrarlo", explicó el pintor, quien ha vivido la mayor parte de su vida fuera de Colombia. Botero estudió en París en los años 50 y después viajó a México, donde encontró la inspiración de su estilo mientras estudiaba a muralistas como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Tiene una residencia en Mónaco y posee un estudio en Pietrasanta, un pueblo toscano donde pasa parte del año.
La exhibición también incluye obras con temas cristianos, como las representaciones de Cristo; interpretaciones de pinturas de maestros como Diego Velázquez, Piero de la Francesca, y Vincent Van Gogh; y bodegones y naturaleza muerta, como "Bodegón con mandolina", de 1998, en la que hasta el cuchillo tiene formas redondeadas.
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