De acuerdo con un comunicado del INBA, ese sueño de Siqueiros se vio cristalizado con la construcción de este espacio, que se convirtió en su casa-estudio y donde vivió los últimos nueve años de su vida.
En palabras del propio Siqueiros, la construcción de La Tallera fue «llevar a la realidad una idea que desde 1920 teníamos Diego Rivera y yo, es decir la creación de un verdadero taller de muralismo donde se ensayaran nuevas técnicas de pinturas, materiales, aspectos geométricos, perspectivas, etcétera».
Fue considerado como el primer taller para el muralismo en el mundo. «Un taller -decía Siqueiros- grande, inmenso, lleno de máquinas, con andamios móviles, con laboratorios para probar la química y la durabilidad de los colores, con materiales plásticos en abundancia, sin el sufrimiento de la limitación.
«Con un departamento de fotografía, con cámaras fílmicas, con todo, todo lo que necesita un pintor muralista, hasta con los elementos y accesorios para penetrar en el escabroso campo de la dinámica de los colores y la relatividad de las formas geométricas en el espacio activo.
«Será algo así como un inmenso granero, con luz de arriba, pero sin puertas. Para llegar a él haríamos un paso subterráneo. Nadie sabría su objetivo», relató en alguna ocasión.
En 1960 Siqueiros ingresó por última vez a la cárcel, justo después de que el empresario Manuel Suárez le había encargado la realización de 18 cuadros murales de 13 y medio por cuatro metros para decorar la sala de congresos del Hotel Casino de la Selva, en Cuernavaca.
En prisión, el muralista concibió la idea de realizar, en vez de los cuadros, un mural de extraordinarias proporciones. En su celda pintó 200 cuadros, aproximadamente, que habrían de servir a la temática del mural. En éstos plasmó a escala una porción de la obra.
La Tallera, llamada así, en femenino, por el desbordado gusto que tenía Siqueiros por las mujeres, fue construida sobre una superficie de 500 metros cuadrados; sin embargo, el edificio de ocho metros de alto sólo ocupó la mitad del terreno.
Cuenta con inmensos muros con ventanales hacia el sur y todo el lado norte abierto, dejando libre la otra parte del patio para la circulación del aire y el más amplio campo visual.
Su forma es una especie de gran rectángulo a primera vista, tiene 23 metros de largo, por ocho de altura; la parte más larga del taller mide de extremo a extremo 33 metros. Da la sensación en su conjunto de un foro.
El techo se compone de una estructura de hierro cubierta de asbesto-cemento. Ahí mismo contiene largos rieles por donde corrían potentes grúas eléctricas, de cuyas cadenas pendían los grandes paneles de asbesto -que ahora forman el exterior del Polyforum Cultural Siqueiros- reforzados a su vez con bastidores de hierro.
La Tallera se ubica en el número 52 de la calle Venus, en la colonia Jardines de Cuernavaca. En 1976, a manera de homenaje, el ayuntamiento de Cuernavaca construyó una explanada frente al inmueble, conocida como Jardín Siqueiros.
El inmueble funcionó un tiempo después de la muerte de Siqueiros (1974) , bajo la dirección de su cuñado Luis Arenal, pero poco tiempo después fue cerrado.
Permaneció así hasta 1986, cuando abrió sus puertas como museo, en particular para el resguardo de La Sala Poliangular, única obra original de Siqueiros que se encuentra ahí.
Sin embargo, como se anunció en el 37 aniversario luctuoso del muralista, durante 2011 el INBA se esforzará por preservar la memoria de este maestro de la pintura e iniciará trabajos de restauración integral en los murales del Polyforum Cultural Siqueiros.
Asimismo, en el mural El entierro del obrero sacrificado, ubicado en el Antiguo Colegio de San Ildefonso; en La Tallera y en el Prometeo, escultura realizada por Armando Ortega para la tumba del muralista.
El INBA también llevó a cabo en fecha reciente la restauración de los murales y una intervención arquitectónica en la Sala de Arte Público Siqueiros, además de la digitalización total del archivo documental que resguarda correspondencia y escritos del artista, así como la exposición Siqueiros paisajista en Long Beach, California, que muestra su obra de caballete.
Igualmente, participa en diversos trabajos de restauración de la obra de Siqueiros, algunos de los cuales se realizan en Chile y Argentina, y continúa la segunda etapa de la digitalización del Fondo David Alfaro Siqueiros, que comprende la digitalización de la biblioteca del artista, material hemerográfico, archivos de audio, video y carteles.
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