22 feb 2013
Por: Víctor Velo
El pretexto de las redes sociales como sedante de la ignorancia –que casi de la estupidez- es lo que está hoy en boga. De entre tantos vicios que permite nuestro amado y casi divino Internet, el que más incómodo me ha resultado siempre ha sido el de la mala ortografía, fomentado hoy como signo de estar en onda, ser cool, vaya, de tener un “estilo” para escribir.
Aclaremos algo, no tengo nada en contra de una falta de ortografía cualquiera, a todos nos pasa y seguramente a mí me podrá ocurrir en esta columna. Lo que verdaderamente no me parece soportable es ver a las personas conscientes de su error, que buscan fomentarlo y se esfuerzan por escribir mal, como si ello les diera un estatus más elevado, como si escribir bien fuera parte de ser un proscrito en una sociedad donde no respetar la ortografía, cuando se navega en la red, es lo correcto.
Ya puedo leer al mundo de escritores juveniles decir: “m valee io skribo kmo kiero”, “a ti k t impooorta” “en k t afkta”. Pues bien, les contesto: No me afecta a mí, le afecta a tu generación, le afecta a la gente sensata que no puede leer lo que dices. Le afecta a usted mismo, mi no querido neófito del idioma. Y créame, luego, cuando verdaderamente necesite sentarse a escribir bien, de corridito, en un documento de Word, me dice cómo le fue. Me cuenta qué tal la reacción de quien le reciba su currículo vitae con las faltas de ortografía más básicas y con modismos que, fuera de sus redes sociales, no sirven para nada.
Pero cómo decirle a un joven que su ortografía es pésima cuando son los mismos maestros los que la propagan. Cómo le piden buena redacción si lo que empezó por abreviar el “qué” con una “ q’ ”, ahora se trasformó en “k” y en un momento dado se omitirá probablemente al paso que vamos. ¿Cómo se lo va a decir, maestro, cuando ni usted mismo respeta la más elemental ortografía? Por supuesto, si lo hace, haga caso omiso.
No quiero pasarme de la raya, ni volverme dogmático o represor de las nuevas tendencias. Sólo le digo que la forma en que escribe la mayoría de las personas en este país tiene que ver directamente con el grado cultural que poseen. Y no, señor lector, no le estoy hablando de la cultura de ir a los espectáculos artísticos, la cultura va más allá, desde nuestra forma de comportarnos, de ser, de cómo interpretamos el mundo. Ese modo del piropo y el albur, esas cuestiones tan elementales también son cultura. Entonces, usted representa con ese modo –perdóneme- tan idiota de escribir, la pérdida de nuestra cultura o bien, la formación de una con personas analfabetas que no saben utilizar al mínimo su vocabulario. Una nueva cultura que permea poco a poco en nuestra realidad, que ya no se conforma con mostrar la insensatez de su mala escritura en línea, sino que está avanzando poco a poco hasta establecerse en los libros juveniles o la publicidad; mire que tener a Yordi Rosado como uno de los “escritores” más vendidos en nuestro país ya es de preocuparse. No es descabellado esperar que dentro de unos años veamos los mensajes presidenciales sin acentos o abreviaturas inventadas. Espérelo.
Y por ello, a decir verdad, no sorprende el ridículo número de 2.94 libros leídos al año en promedio por los mexicanos (donde también hay personas que leen más de 100 libros), no sorprende que haya bajado en un diez por ciento el número de lectores (eso es un chingo de gente, mi buen lector), no sorprende para nada cuando veo escribir a profesionistas, titulados, con formas ridículas. Esos casi 3 libros al año son la imagen de nuestro país, una pena.
Tendrá usted toda la razón al decirme que escribe como quiera en sus redes sociales. Pero creo que yo también llevo verdad cuando le digo que es verdaderamente triste y molesto saber que en nuestro bienamado país no se sabe ni lo más básico de la escritura. Duele ver que a pesar de las herramientas electrónicas como la que ofrece Google Chrome, con corrector ortográfico integrado, no se vea un esfuerzo mínimo en mejorar. Duele todavía más ver el esfuerzo máximo en mandar a la mierda la ortografía y la correcta escritura; ver que una tremenda parte de la población activa en Internet no puede, porque sencillamente no quiere, escribir mínimamente bien.
Sólo recuerde que las letras han sido durante muchos siglos los más grandes testimoniales de lo que fue en un momento determinado la humanidad. No sé lo que pasará en un futuro con las formas de escritura, quizás mi queja al respecto quede como un testimonio falso de aquellos que renunciamos a la tendencia de reducir nuestro vocabulario a lo más básico e idiota del, de por sí ya demeritado, idioma. Pero prefiero sublevarme contra ello que seguir una moda cargada de ignorancia, flojera y –por si fuera poco- de una antiestética forma.
Si no está de acuerdo, aquí abajo está la sección de comentarios, pero cuando lo vaya a hacer recuerde: Antes de criticarme, intente superarme. Es lo que ustedes dicen, pero bien escrito, por sí no le entendió. Hasta la próxima vez que se abra este telón de revistero… digital.
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