COMPETENCIA DE CREADORES
POR VÍCTOR VELO
REVISTA CONTRA
CHIHUAHUA, CHIH; MX
4 DE MAYO DE 2013
http://revistacontra.com/2013/05/1784/?utm_source=Contra+Suscribers&utm_campaign=e94689c7c7-RSS_EMAIL_CAMPAIGN&utm_medium=email&utm_term=0_062fc83a56-e94689c7c7-26680334
Los creadores artísticos en esta ciudad somos como niños; sin importar el costo, las artimañas y los métodos siempre queremos ganar… aunque no sepamos a ciencia cierta de qué va el premio.
Enredados en la maraña compuesta por la necesidad económica, el ego artístico y la aparente necesidad de que el oponente no logre el cometido buscado, nos manifestamos –de tiempo completo- en contra del colega artista. Reprochamos su trabajo, el precio del mismo, su modo de vestir, de hablar, vaya, al final hasta hay reproche por lo que no hace cuando se deja de dedicar al arte.
Y es que en un gremio tan reducido como el nuestro todos se conocen. Sí, Chihuahua sigue siendo un pequeño suburbio artístico en comparación con otras orbes, además, es difícil pasar por alto la existencia de otra persona cuando se habla de ella todo el tiempo… aunque no siempre de su trabajo. Por lo mismo la competencia que se supone debería ser algo sano termina en un conflicto de chismes, dimes y diretes.
La Muestra de Teatro, como ya lo hemos dicho anteriores ocasiones, es una de las causas de este problema, todos buscando un ridículo premio que nos diga: “tu trabajo es mejor que el de otro.” Una verdadera tontería y falacia para un aspecto que es meramente subjetivo. Y al igual que con este premio buscamos el mismo en otros rubros: quién vendió más libros, quién tiene más seguidores en Facebook, quién montó su exposición en un museo y otras tantas cosas que tienen que ver –la mayoría de las veces- con factores totalmente fuera del control del creador y en los que finalmente influye más la suerte que otra cosa.
El resultado que todo esto ha traído consigo es el de una desintegración al, ya de por sí, reducido gremio. Y quizás esta desintegración ha generado una comodidad al afirmar que cada cual trabaja como puede y con quien quiere, que al fin y al cabo no nos necesitamos para esto. Quizás esté en lo cierto este(a) reacio(a). Sin embargo, tal desacuerdo y desunión entre los involucrados ha generado que los precios de nuestro trabajo sean totalmente dispares y al final que no exista la real competencia.
Me explico: Si yo vendo un libro muy chingón (iri-iri) en doscientos pesos y llega otro escritor con un libro más o menos legible, pero lo da en cincuenta, con el dolor de mi alma tengo que aceptar que el consumidor promedio (no, usted no, mi cultísimo lector) va a comprar el que esté más barato si tiene que elegir entre ambos. O lo que es peor, no va a comprar ninguno porque uno le parece demasiado caro y el otro por barato no le garantiza nada. Lo mismo ocurre con cualquier otra expresión artística.
Personalmente pienso que la falta de consenso en los precios es sólo un tema de los muchos que hay que abordar, sin embargo empezar por este es urgente. Hay que ser muy claros en una cosa: El artista chihuahuense rara vez sabe cobrar su trabajo. En parte porque el consumidor de la misma ciudad es bastante osco ante el hecho de comprarlo y en parte porque no existe una línea media de cobranza. Se los digo, señores creadores: al reducir el precio de nuestro trabajo al mínimo sólo estamos destruyendo al gremio.
Y esto va emparentado con lo que leíamos antes: Muchas veces se prefiere reducir nuestros costos con tal de que las personas vayan más a nuestra obra que a la del otro, para que compren mejor un libro que otro y tantos casos más.
Preferiría fomentar la competencia en base a buenos trabajos y no a mejores precios. ¡No somos cadenas de supermercado, señores! Al final este desprecio por el arte y el amor desmedido por la ganancia económica está terminando por mermar lo verdaderamente importante de la creación: el resulta estético. Y al mismo tiempo está haciendo que el que trabaja mucho, gane muy poco.
¿Carreras de artistas? Sí, pero carreras de talento, trabajo y dedicación. Si lo que quiere usted es un negocio que le ayude a sobrevivir apenas y con lo más indispensable vaya a vender productos milagros. El arte déjeselo a quienes quieran hacerlo. ¿Competencia de creadores? Que así sea, pero sobre la obra en cuestión y no en las falaces lenguas que, a diestra y siniestra, se empeñan en destruir lo ligeramente estable del gremio artístico chihuahuense. Hasta la próxima vez que se abra este telón de revistero… digital.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario