Llegué a las Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua, desde 1984 gracias a algunos amigos y maestros que me inyectaron el "veneno del teatro". Desde entonces y recién egresado de escuelas públicas, con mis propios recursos y trabajando desde mis 18 años de edad, he logrado alcanzar frutos maduros que ofrece la vida y que están a la mano de cualquier persona.
Al paso del tiempo llegó la “Profesionalización de las Artes” en 1990, otra vez gracias a muchos maestros preocupados por el progreso de la UACH y de sus estudiantes, así como de un desarrollo más humano de la comunidad y sociedad chihuahuense.
Habiendo cumplido 30 años edad tomé la libre decisión de profesionalizarme y dejar a un lado un "amor al teatro" informal por un "amor al teatro" por convicción, conocimiento, ética y responsabilidad propia. Junto a mi, iniciaron otros 15 jóvenes estudiantes, recién egresados de escuelas públicas y sólo un compañero más que me lleva más de 20 años de edad, de los cuales, únicamente él y yo nos graduamos en 1999 en forma y tiempo regular, fuimos los peores estudiantes pero logramos titularnos en el año 2000, también en forma y tiempo. Los demás alumnos se fueron titulando años después, pero tan sólo 4 de todo el montón, lo que no se a ciencia cierta, si es que fueron de los peores estudiantes.
La UACH me ha ido cobijando poco a poco, sin tener que solicitarlo, sino por mi propio esfuerzo y sosteniendo mi profesionalización lo más honestamente posible. Gracias a la UACH, o sea, gracias a esta institución pública soy lo que ustedes conocen de mi.
Cuando he estado molesto o incómodo con algún maestro, directivo, burócrata, alumno o compañero lo he expresado, pero en su espacio, en su momento, en su instancia, en sus límites, en su contexto, en tiempo y forma.
La Facultad de Artes de la UACH no es una institución educativa de “1ª Clase” pero tampoco es de “3ª Categoría” y busca encontrarse entre las mejores del país, y eso sólo se alcanza gracias a sus estudiantes que portan las evidencias, a sus maestros que perduran en la experiencia de cada titulado, a sus directivos que también son maestros y que seguramente son egresados de la mismo campo simbólico.
Muchos estudiantes, del montón, han salido despreciando a esta institución, pero por rebote del destino han regresado a pedir o solicitar cobija, cuando el frío les ha enseñado el dolor que causa. Muchos, que ni siquiera estudiaron en esta institución de 3ª, han venido a pedirle apoyo, a solicitarle su poder, a rogarle un espacio, un detalle, un puesto, una beca, un curso, un permiso para promocionarse, una solicitud para entrar al baño o hacer uso de sus recursos materiales, humanos o financieros. Otros han abusado de sus instalaciones, unos oportunamente han invadido sus jardines, otros han robado sus raíces… pero muchos han aportado sus ideas, sus sueños, su tiempo y su orgullo de ser UACH!!!
Concluyo con una imagen metafórica: “El viernes 5 de septiembre pasado, un imprudente y deshonesto borracho se resbalo, cayó y vomitó encima del grandioso y delicioso pastel, antes de ser partido y repartido por los felices novios a sus invitados de lujo, como lo dictan los usos, costumbres y tradiciones de las bodas”.
Chihuahua, Chih; Mx.
Domingo 7 de septiembre de 2014.
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