Encrucijada de ágoras.
I. Umbral del miedo.
La locura por un amor se gestó
con un frívolo cyber mensaje que rezaba "Hola ¿cómo está?". El
trivial cruce de caminos informáticos, entre el maravilloso facebook y su
íntimo messenger fueron los conspiradores en ese infinito espacio. Así llegó
hasta aquel vagabundo, atrevido se asomó en la ruta de su cotidianidad, ligando
con osadas palabras comprometedoras y luego, los consejos del progenie de la
Venus los citó en el corazón del ágora de las armas "arcos, flechas y
aljabas". El momento lucía en penumbras a las diez y nueve con quince,
fresca pero prometedora tarde-noche aguardaba su mutuo secreto en ascuas.
Ése
febrero loco, auguraba un trastorno no calculado entre ellos. Se buscaban,
hasta que el kiosco de la constitución los unió cerca de una efigie, que
todavía raya entre una quimera o una gárgola con singular similitud al tal
Cupido, hijo alado del guerrero Marte. Al fin se encontraron mirándose desesperados,
se saludaron nerviosos y luego... ese martes de Marte, sin compasión, estrujó
todo ese hermoso universo. Febrero de Eros, oráculo del destino más afortunado
de sus existencias. Ser o no ser, esa fue la cuestión que les asaltaba la razón
loca entre esos dos seres pensantes, uno de aire fresco disimulado por la
ingenuidad maliciosa de su corta edad oculta, ese diecisiete a las diecisiete
del diecisiete a sus diecisiete, y el otro opuesto.
Caminaron sin rumbo por la
primera encrucijada. Fueron un par de pasacalles adoquinadas, hasta que un café
caliente fue el primer brebaje del amor en un Kaldi como testigo de lo que
hablaron. Los sillones escucharon sus primeras ideas de una relación. Las tazas
saboreaban las ganas de enjugar sus gargantas, en su fondo quedaron los
residuos del sabor dibujando una "ele" y una "eme" con
mayúsculas resaltadas. Las ganas de humear un cigarro los invitó a salir para
llevarlos a su primer viaje, de muchos por transcurrir en casi dos años, en
taxi. Una humilde casa fue el destino sin meta.
Ósculos sin frenos, mordidas
sin compasión, no sabía ni uno ni otro el diecisiete, era nuevo en esos
arrebatos. Parecían navegar en un barco naufragado. Novato en las caricias,
tímido en los jadeos, calmado en la actividad, errante en lo oral y poco
explorador. Nulo de praxis copular y cero tacto para llegar a los puntos más
débiles del placer y el despertar de los ángeles caídos. Sin embargo, todo
llegó a buen puerto. La espuma blanca empaño la popa. La bandera blanca se alzó
en lo más alto de la verga náutica. El agua se calmó. la noche enmudeció y otro
taxi llegó. Se fue la visita y el anfitrión quedó esperando el sonar del
silbato del siguiente zarpazo.
Se afirma que lo contrario del
amor es el miedo. Miedo a ser, a tener, a creer, a entregarse. Ese fue el
primer sentimiento del que se quedó llorando hacia el que se fue suspirando, lo
que perduró por muchos días y horas del dieciocho. Miedo a la poderosa belleza.
Miedo a abrir el corazón, la puerta de la casa, miedo a la auto-crítica, miedo
a perturbar el umbral de la vertiginosa existencia. Miedo a quererse hasta
morir...
Martes 5 de marzo de 2019.
II. Un 9 en el 19 para
celebrar el 1999.
Juventud natural que brota a
borbollonees cristalinos en cada segundo de su biografía. Cada instante queda
ilustrado en las evidencias de tu diario fotográfico, en las redes atrapantes
de las sociedades abiertas. Juventud que vislumbra e ilumina rostros opacos,
otros lúgubres y algunos llenos de esperanza al ver su luz ocular. Su juventud
barroca de ideas y curiosidades. Bendita juventud que busca encontrar placeres
nuevos de nóveles horizontes. Incansable juventud que se agota con la
experiencia y se robustece con la inteligencia. Juventud cultural que lleva
estibando entre tus brazos, con un peso de 19 kilos, cultivando así su destino
Belleza heredada por el
sagrado encuentro, hace 19 veranos, entre los genes parentales superiores de su
origen. Belleza natural como el mejor regalo de la madre tierra hacia un
individuo en especial, para ejemplificar el poder de su misión. Su belleza sin
igual se deja ver desde el amanecer, como tributo a la vida, alegrando muchos
corazones y ojos que observan desde todos aquellos lugares por dónde lo llevan
sus atléticos motivos. Su belleza ofrendada un día 9, quedará plasmada en la
galería familiar para esos inolvidables recuerdos. Gracias por regalarnos tanta
belleza a los demás, sin envidia, pero con abundante y desbordante vanidad.
Bello Más allá de lo estético.
Libertad de lenguajes hay en
su acervo. Libertad de pensamiento le espera sin mirar atrás. Libertad
clandestina para despertar su ansiedad insatisfecha y traviesa. Libertad de
elegir a qué hora y en qué lugar, para seleccionar con quién y con cuál, para
escoger entre la diversión, placer, gozo
y el pasatiempo para obtener lo que busca, lo qué necesita y dese. Libertad de
decisión y de negación para hacer él. Libre es para ir y venir por dónde
quiera, libre como las 19 golondrinas pasajeras que ya no volverán, libre como
agua que corre sin querer encontrar reposo. Libre para el brindis. Libre
albedrío
Experiencia desde 1999,
suficiente para vivir entre las amenazas y los riesgos que esperan un error.
Experiencia mínima para caminar a ciegas por la vereda abigarrada de espinas
hirientes y pantanos pletóricos de serpientes, lagartos y sanguijuelas,
pacientemente observando sus debilidades y su experiencia con habilidades poco
útiles. Experiencia para defender su libertad y exponer su belleza juvenil en
la pasarela de la sociedad libre y soberana. Experiencia para seguir adelante
con menos torpezas y más cualidades. Experiencia para no estancarse en uno de
los más de 19 agujeros de la luna de miel
Tiempo para todo, para repetir
el 9. Tiempo de sobra para subir las escaleras del saber, la creatividad, el
trabajo y de la libertad. Tiempo para estar más tiempo ahí, donde el tiempo no
pasa. Tiempo para el derroche y la espera de lo que sigue y viene. Mucho tiempo
y de sobra para pensar y resolver. Tiempo al tiempo. Sólo es cuestión de
tiempo. Tiempo acumulado en 19 años de vida, pocos y los necesarios para el
tiempo de libertad y el disfrute de la belleza física, suficientes para una
reflexión madura de poca experiencia, pero con mucho tiempo avante. Tiempo para
repetir el 19 desde 1999. Tiempo para repetir ese momento cuando le sobraron y
para cosechar dentro de 19 años más, con otros más y más 19s. Tiempo para unas
bien frías en la Cervecería 19.
¡Feliz cumpleaños!
Jueves 9 de agosto de 2018.
III. Tocar abajo.
Mil disculpas de nuevo por
molestarte, pero es de suma importancia externarte, de nueva cuenta, mis
sentimientos hacia ti. Solo encontré este medio de hacerlo ya que no tengo ya contacto
directo contigo.
Mi vida cambió radicalmente
cuando me fui enamorando de ti, tardé un buen tiempo en perder mis miedos
gracias a tus abrazos y momentos compartidos. Esta rotación de convivencia ya
es irreversible y no encuentro la manera de volver al estado emocional
anterior. Estoy tan jodido que no alcanzo la paz y la tranquilidad en mi
corazón y espíritu. Es probable que no
alcances a entenderlo, sin embargo, te pido interpretar mis ideas con buena
razón.
Te prometí respetar tu
relación y te lo vuelvo a reiterar. Lo único que te solicito es que no me
abandones como cualquier cosa, te vuelvo a repetir que deseo ayudarte en todo
lo que necesites, y si ha de ser como amigos, no hay problema, te seguiré
queriendo igual. No quiero alejarme de ti, más bien, he estado rezando mucho
para que te vaya muy bien y que no te hagan daño y si eso ocurre pues aquí
estoy.
No puedo deshacer el nudo que
cargo en mi estómago, mariposas carroñeras que me están consumiendo. No soporto
estar pensando en ti todo el día, porque solo estoy reciclando el mismo tema y
todos los recuerdos buenos y malos. Es tan constante que estoy totalmente
distraído de todo lo que debo hacer.
Me urge verte, abrazarte,
olerte, besarte, escucharte, tocarte. Y si eso ocurriera, aunque sea muy a
escondidas no hay problema. Tomo esa responsabilidad y me la llevo tranquilo.
Por favor, te lo pido con todo mi corazón y sinceridad, ayúdame a salir bien de
esta relación tan tormentosa y triste. Si me apoyas seré el hombre más feliz y
desde luego cuenta conmigo en todo y con todo.
Anoche no quise interferir
para evitar, tal y como me lo pediste. Me moría por hablarte y así me quede de
triste cuando te fuiste. Si aceptas esta reflexión como positiva o bien si ya
no quieres que te siga insistiendo te ruego seas lo más humano posible con tu
respuesta.
Te agradezco tu lectura y todo
lo que me diste para sentirme otra vez enamorado.
Gracias.
Domingo 23 de diciembre de
2018.
IV. Campo de girasoles.
Los inconmensurables astros
que cruzan por su constelación leonina de Nemeo, me han aconsejado por densos
sueños, que te busque entre poesías del campo, para que te explique cómo me sentía
junto a ti. No sabía quiénes eran esas letras o palabras hechas poemas, hasta
que una mañana fría de este febrero, mirando al astro rey, lo comparé con tu
silueta brillante, tal cual los tesoros de oro de la mitología griega. Fue
cuando te recordé, de color rubio como los felinos, eternamente de finos
cabellos acicalados, de una belleza irrepetible y deslumbrante tal cual los
girasoles, siempre atentos para admirarte todas las mañanas y seguir tu ciclo
de vida todo el día, hasta el ocaso del descanso. Ahí surgieron las palabras y
estas letras.
Me susurraron a los tímpanos
también, que te confesará cómo te volviste poco a poco el sol de mis días, de
lo mucho que fuiste tan significativamente para mi oxigenación, para mi vida en
el umbral de la sexta década. De cómo me mimeticé entre esa planicie de
girasoles, todos pendientes de ti, y yo aferrándome revuelto entre ellos,
observando tus movimientos y efectos visuales que causabas con sólo entrar en
el espacio y surcar el tiempo del universo.
Me sentía como otro girasol
dando vueltas, en estado de dulce ebriedad por la oxitocina, mientras me
sonrojaba de pena solitaria y secreta, al no saber cómo poder llegar hacia tu
corazón de león. Con inmenso temor me sentía como un girasol que seguía la luz
de tus ojos parpadeantes de placer, y así día tras día, de febrero a diciembre
por dos años, hasta que un día perdí la razón, toqué más allá de la tierra,
trastoqué mis raíces y penetré hasta el nido donde yacen los gusanos, que nutren
a los girasoles.
¿Cómo es posible que no te
hayas dado cuenta que eras el sol de mi existencia, la luz de mis días, el
motivo por el cual sonreír cada amanecer? ¿Acaso será posible que si te regalo
el más brillante girasol, te siga noche y día, como lo he hecho buscando tu
querer… mi noble leo de fuego, mi grandioso sol, mi hermoso girasol siempre sorprendentemente
cautivante?
Sin embargo, en pleno extravío
entre pétalos marchitos y oxidados, no encuentro todavía hoy, las palabras
correctas para decirte que se han agotado las indirectas, que al final nunca
llegaron a su verdadero objetivo, expresar finalmente, que por tu atención yo
vivía y me desvivía. Lejos del septentrión, entre tantas semillas de girasoles,
con mucho miedo, me fui quedando en total quietud hasta secarme de color sepia.
Tú, seguiste tu curso siempre en franco esplendor y sigues alumbrando los campos
pletóricos de girasoles.
Miércoles 13 de febrero de
2019.
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