

El Heraldo de Chihuahua
25 de mayo de 2009
En el parque El Palomar, muy cerca del puente peatonal que cruza la avenida Melchor Ocampo, se puede observar al actor Anthony Quinn, con los brazos en alto, tronando los dedos y cruzando un pie frente al otro, en una clara representación de Zorba El Griego, el personaje que le dio más fama internacional.
Esta obra de Ricardo Ponzanelli fue ordenada por la administración estatal 1998-2004 y a su inauguración asistió el propio Anthony Quinn, en la última visita a esta ciudad del actor, originario de un pueblo del municipio de Aldama. Con este monumento Chihuahua rinde homenaje al actor nacido el 21 de abril de 1915, "integrante de una generación que luchó ejemplarmente por superar las difi cultades de su tiempo.
Por su propio esfuerzo es un chihuahuense universal", dice la placa en su pedestal de cantera. En una época la Sociedad Chihuahuense de Estudios Históricos, presidida por el profesor Rubén Beltrán, determinó otorgarle la presea "General Ángel Trías Álvarez", pero no pudo recibirla por encontrarse filmando en Europa y después de algunos meses se canceló el acuerdo. Estuvo en Chihuahua para recibir el Premio "Tomás Valles" en el Teatro de Cámara y anteriormente para presentar su libro "El Pecado Original".
Creó con sutileza personajes marginales o brutales -¡Viva Zapata!, Elia Kazan, 1952; La Strada, Federico Fellini, 1954; Lust for Life, Vincente Minelli, 1956, y Zorba El Griego, Michael Cacoyannis, 1964. En su adolescencia empezó a interesarse en el arte e intentó ser retratista en Hollywood; dibujaba a las estrellas de su elección desde fotos de periódicos y les enviaba sus trabajos por correo. Sólo Douglas Fairbanks le respondió y a vuelta de correo recibió 10 dólares por su boceto. Se sintió atraído por el cine gracias al apoyo de la estrella del momento, Mae West, y luego de incursionar en el teatro debutó a los 21 años como extra en Th e Milky Way y con un rol en Parole, ambas en 1936.
Por su apariencia "multiétnica" y su paso por el boxeo en sus facciones, interpretó papeles secundarios como nativo de los Estados Unidos, mafi oso italiano, gánster, chino, árabe, filipino o hispano durante la década de 1940. Rodó alrededor de 15 cintas, en las que se encasilló en personajes de hampón, villano o de dudosa reputación, por lo que sufrió discriminación por parte de la alta sociedad del Hollywood de la época. A fi nes de la década volvió al teatro y tuvo éxito en Broadway en la obra Un Tranvía Llamado Deseo, de Tennessee Williams.
En 1952 fue el primer hispano en ganar un Óscar por la película ¡Viva Zapata!, como mejor actor de reparto por su excelente interpretación de Eufemio Zapata en 1952. En 1956 ganó un segundo Óscar por su papel de Paul Gauguin en la cinta El Loco del Pelo Rojo y en 1964 fue nominado como mejor actor por su representación de Alexis en Zorba El Griego.
Solía "robar" el protagonismo al actor principal al destacar desde papeles secundarios. Su talento innato era tan evidente en consistencia, simpleza y credibilidad que ninguno de estos filmes tuvo mala taquilla. Destacó en otras facetas artísticas como la escultura, la pintura y el diseño de joyería; sus obras son apreciadas por su calidad. Anthony Quinn falleció en Boston en el 2001, a los 86 años, y sus cenizas fueron arrojadas al Cañón del Cobre, en la Sierra Tarahumara.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario