Jesús Monreal "El Criticón" / El Oso de Antón Chéjov‏

Los días 29 y 30 de Agosto con dos funciones cada día 18 y 20 hs. subió a escena “El Oso”, de Antón Chéjov en el recinto de Bellas Artes.

Desde que vi que el autor era Chéjov, el director Gerardo Castañeda y el reparto por orden de aparición de Rosa Ma. Sáenz interpretando a “Elena Ivánovna popova”, Luís Heráclio Sierra como el mayordomo “Luka” y Manuel Talavera encarnando al militar “Grigori Stiepánovich Smirnov”, supe que sería una buena puesta. Y no me equivoqué porque estas personas ya son gente consagrada, con mucha experiencia y con una amplia trayectoria teatral de ya hece muchos años.

Pero toda esta experiencia, todo este esfuerzo y trabajo por parte de sus protagonistas se viene abajo y es totalmente inútil al no responder el público con su asistencia.

Es muy frustrante observar a unos cuantos chícharos diseminados en las ya de por sí pocas butacas con las que cuenta este lugar.

Yo ya de plano no se que se podría hacer para lograr que la gente de Chihuahua sienta amor por este arte y acuda a los teatros de perdido los domingos en una tarde familiar y ver el trabajo de nuestros actores que sinceramente nos demuestran que tienen muy buena calidad en sus montajes.

Entiendo perfectamente el desánimo de actores y directores al ver con cara de angustia y tristeza al final de la función, que trabajaron para unos cuantos asistentes. Y aun así dado su profesionalismo y cumpliendo con los cánones del teatro de que si dos personas tienen como público ellos hacen su trabajo como si tuvieran el teatro abarrotado.

Pero no cabe duda que por algo existe el dicho de que “Esto lo hacen por amor al arte” y aquí se aplica perfectamente.

Que decepcionante es que a nuestra gente lo único que les interese sean los espectáculos masivos y de relumbrón, aquellos que van a salir en todos los medios, con chanza y hasta salgan en la foto del periódico o en el video de las noticias de la tele.

Por eso estamos como estamos en esta mi ciudad, quejándonos de todo pero sin hacer nada nosotros mismos por nuestra cultura, esperando que papá gobierno nos de lo de siempre circo y atole.

Pero bueno… haciendo a un lado mi indignación, quiero comentar que fue un excelente montaje con muy buenas actuaciones y no se podría aceptar de otra manera porque a los actores ya consumados se les tiene que exigir mayor calidad y en esta ocasión creo que cumplieron, con también una excelente escenografía por parte de Gerardo Sierra, no así en el vestuario, pues el mayordomo “Luka” encarnado por Luís Heraclio Sierra desencajaba con los otros personajes al portar un vestuario mas reciente al de aquella época de 1850 promedio y contrastaba mucho con la caracterización de Rosa Ma. Sáenz en el personaje de “Elena” quien estaba excelente. Manuel Talavera interpretando a “Grigori Stiepánovich” estuvo bien caracterizado pero el uniforme de militar se notaba viejo y arrugado y no era para menos porque después supe que esa obra la habían montado hace 20 años y me imagino que el vestuario de militar era el mismo de aquellos tiempos porque en el transcurso de la obra se le empezaron a caer los botones de la chaqueta, me imagino que por lo viejo haciendo un regadero de dichos artefactos metálicos por todo el escenario y al final casi tuvo que ajustarse el uniforme con algún hilo del telón pero el actor con gran colmillo y las tablas adquiridas con la experiencia de los años supo improvisar y justificar en su texto este inesperado accidente pues ya parecía rosal marchito tirando botones por todos lados y que bueno que la puesta solamente duró 50 minutos si no el actor hubiera terminado en puros calzoncillos pues nada mas faltaba que se le desbaratara el pantalón.

En fin que este actor si que hizo “El Oso”, titulo de la obra.

En el transcurso de la puesta hay dos cachetadas totalmente falsas y me extraña porque en el teatro las cachetadas deben ser bien plantadas, cuando menos la de ella hacia él, porque es comprensible que si el maestro Talavera le planta una buena cachetada a la frágil y menudita Rosa María, sencillamente la desnuca y la avienta hasta la tercera fila.

Y como siempre en este recinto de la iluminación ni hablo, pues siempre lo he dicho, ojala y algún día la universidad asigne un presupuesto para surtir esta carencia.


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Jesús Monreal