

México, 9 de octubre.-
El ofertante, un hombre de 59 años de edad que se hacía pasar por hermano de Giacometti, y dos personas más involucradas en el fraudulento negocio, fueron detenidas por la policía.
Alberto Giacometti es considerado uno de los principales escultores surrealistas del siglo XX, por su obra repleta de ingenio e imaginación, en la que se incluyen 350 lienzos y un buen número de retratos con un fuerte aire icónico.
Giacometti nació en la ciudad de Stampa, Suiza, y desde muy pequeño recibió la influencia pictórica de su padre, el
neoimpresionista Giovanni y de su madre Annetta Stampa, quien posó para él en sus primeros trabajos.
A decir de sus biógrafos, la infancia de Giacometti trancurrió muy feliz, tiempo en el que su padrino Cuno Amiet le enseñó también los estilos y las técnicas de la época en materia de pintura. Una vez concluida su educación secundaria y tras demostrar su amplio dominio del lenguaje impresionista, con la imagen de "La madre", modelada con plastilina, en 1916 el artista viaja a Ginebra para ingresar a la Escuela de Bellas Artes. En 1920, tras un viaje a Venecia y a Roma, Italia, donde se apasiona por las obras de Tintoretto y Giotto, decide recuperar la mirada ingenua del origen de las cosas mediante el arte primitivo y la antropología.
Dos años más tarde se instala en París para estudiar en la Academia de la Grande Chaumire en Montparnasse, bajo la tutela de un asociado de Augusto Rodin, Antoine Bourdelle, artista francés pionero de la escultura monumental. Fue en esa época que Giacometti experimentó con el arte cubista, sin embargo, le atrajo más el movimiento surrealista, gusto que comparte con su asistente y hermano Diego, en 1925, y otros artistas suizos que conoce en París. Un año de gran importancia para Giacometti fue 1927, cuando expuso sus primeras esculturas surrealistas en el Salón Tuileries, lo que le permitió salir del anonimato.
A partir de esa época, el pintor y escultor comienza a relacionarse con artistas de la talla de Joan Miró, Max Ernest y Pablo Picasso, lo mismo que escritores como Jean-Paul Sartre, Jacques Prevert, Paul Eluard, Georges Bataille y Raymond Queneau. No obstante, el vínculo amistoso más fuerte que tuvo fue con el poeta francés André Breton, para quien escribió y dibujó en la revista "Le surrealisme au Service de la Revolution". Fue también en esa época de efervescencia cuando realizó su obra surrealista más conocida y sobresaliente "El palacio a las 4 de la madrugada", un esqueleto arquitectónico que sostiene figuras y objetos suspendidos, que actualmente se exhibe en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, Estados Unidos.
De acuerdo con sus críticos, esta obra elaborada entre 1932 y 1933, año en que muere su padre, expresa la subjetividad y fragilidad de los sentidos temporal y espacial en el ser humano. Entre 1935 y 1940, Giacometti se dedicó a hacer esculturas de la cabeza humana, en las que destaca la mirada, seguido por una nueva y exclusiva fase artística en la que sus estatuas comenzaron a estirarse, alargando sus extremidades. Cuentan que durante ese periodo, el artista se acercó a Picasso y a Beckett e instauró un intenso diálogo con el filósofo francés Jean-Paul Sartre, quien a menudo influyó en su propia obra.
Durante la Segunda Guerra Mundial vivió en Ginebra, donde conoció a Annette Arm y en 1946 ambos regresaron a París donde se casaron tres años más tarde. El matrimonio pareció tener un buen efecto en el artista, ya que le siguió el periodo más productivo de su carrera, aun cuando en la década de 1930 ya era considerado uno de los mejores pintores y escultores de la época. A partir de los trabajos que realizó durante los últimos 12 años, Giacometti desarrolló un estilo muy personal de figuras frágiles pero de una enorme expresividad.
"Impregnadas de melancolía, sus pinturas y esculturas reflejan un sentido débil de la existencia, como si sus personajes sufrieran una constante amenaza de destrucción por parte del espacio que los rodea", afirman sus críticos. Con toda su vasta obra, más tarde se organizó una exposición de su trabajo en la galería Maeght de París y en la Pierre Matisse de Nueva York, para cuyo catálogo, su amigo Jean-Paul Sartre escribió la introducción. A principios de los años 50, el uso del bronce se había hecho económicamente accesible, por lo que Giacometti empezó a realizar esculturas con ese material, con el sello que caracterizaba al artista.
En 1954 se encargó de diseñar un medallón con la imagen de Henri Matisse, por lo que creó numerosos dibujos durante los últimos meses de vida del pintor. Para 1962 recibió el Gran Premio de Escultura en la Bienal de Venecia, que lo llevó a convertirse en una verdadera celebridad. Pese a estar gravemente enfermo -al parecer de cáncer en el estómago y bronquitis crónica- los últimos años de vida de Giacometti fueron de una gran actividad artística. En 1965 se marchó a Nueva York, donde expuso parte de sus trabajos, entre ellos "Paris sans fin", su última obra, en el Museo de Arte Moderno. Entre sus obras se cuentan alrededor de 150 litografías, más de 350 lienzos y un buen número de esculturas, algunas de las más destacadas son: "La madre del artista", "Retrato de mujer" (en la que el artista representa a su ama de llaves) y "Hombre caminando".
Alberto Giacometti murió el 11 de enero de 1966 y fue sepultado en el poblado de Borgonovo, al lado de su padre. Se le recuerda como un hombre que siempre luchó para que se reconociera su trabajo. (Con información de Notimex/AYV)

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